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                  Este  Camino a Santiago comienza en Pamplona, atraviesa el Valle de Burunda hasta  llegar a Salvatierra-Agurain, donde se incorpora al Camino de Santiago del  Interior, llegando a Vitoria-Gasteiz y continuando hasta la población de  Armiñón donde lo abandona para continuar por el Sendero Histórico GR-1,  llegando al Puerto de Tarna después de atravesar el  norte de Burgos, sur de Cantabria, norte de  Palencia y norte de León. Desde aquí, a través del Valle del Nalón, llega a  Oviedo.
                    
                    Dª Micaela Portilla gran historiadora y gran conocedora del Camino,  publicó un libro de gran importancia documental, titulado “Por Álava, a Compostela”, en 1991 y donde ya apunta que durante los  siglos IX y X, los primeros peregrinos se desviaban por el oeste de Álava, por  rutas defendidas de los ataques musulmanes y seguras ante el peligro normando,  que amagaba desde las costas cantábricas.
                    
                    La Crónica Silense dice expresamente  que los “peregrinos se desviaban por las sendas de Álava”, por  temor a los ataques bárbaros. Otras fuentes  latinas del momento, La Crónica Najerense y Los Textos navarros del Códice de  Roda, entre otras, se refieren también al paso de los primeros peregrinos por  Álava en busca de la seguridad que sus tierras les ofrecían. Así en estas  crónicas se repite, como un tópico casi, una frase “per devia Alavae peregrini declinabant”. Igualmente Alfonso X en  su  “Crónica General” manifestaba que  hasta que se había asegurado y definido el camino jacobeo por Najera, Burgos,  Carrión y León “ante d’aquello por Álava  et por Asturias yva el camino francés”, dice literalmente.
                    
                    Álava  ofreció, en efecto, a los peregrinos la seguridad que otros territorios no  pudieron brindarles plenamente hasta el siglo XI, y que a pesar de ser atacada  por las aceifas cordobesas desde tiempos de Abd-ar-Rhaman I, en el último  tercio del siglo VIII, hasta los de Alhakam II y Almanzor, dos siglos después,  siempre “había permanecido en posesión de sus habitantes” como relata los  hechos y las conquistas de Alfonso I, el yerno de Don Pelayo.
                    
                    La “Puerta  de Álava” era en efecto, por su estructura geográfica, un punto estratégico  seguro. Las cadenas montañosas se extienden en ella en sentido horizontal y  paralelas entre sí, como murallas naturales entre la meseta central, el Valle  del Ebro y la Cornisa Cantábrica, de este a oeste.
                    
                    Creemos  que este  camino que cruzaba La Llanada  desde el boquete de Huarte Araquil hasta que por Arganzón, alcanzaba el curso  del bajo Zadorra, sería uno de los más transitados en la Alta Edad Media y los  caminos de la Ribera y Añana a lo largo de territorios muy romanizados hasta  alcanzar Valdegovía.
                    
                    Valdegovia  fue en los momentos de vigencia de los primeros caminos jacobeos, un importante  foco monacal. A comienzos del siglo IX, el obispo Juan, había instalado su sede  en Santa María de Valpuesta y, en el mismo siglo, se documentan en tierras de  Valdegovia los monasterios de San Román de Tobillas y San Martín de  Quintanilla. Los cartularios estudiados en el complejo trabajo del P. Saturnino  Ruiz de Lóizaga, sitúan en el siglo X otras iglesias y monasterios: Santa María  de Vallejo en Villambrosa, San Salvador de Espejo, San Cipriano en Pando,  seguramente la actual Bellogín, San Martín de Valparaiso entre Villanueva y  Valpuesta, todas en tierras de Ribera y Valdegovía recorridas por antiguas  calzadas y por los caminos altomedievales de los siglos IX y X, cuando estos  monasterios ofrecían acogida y amparo a los viajeros y peregrinos. Sabemos de  algunos de ellos como la de San Everando, natural de Frisia (entre Holanda y  Alemania) muy cerca del 813, la de Gondescalco, obispo de Le Puy-en-Velay (950)  o la de Cesáreo, obispo de Montserrat (959). Es difícil afirmar la presencia de  peregrinos, tal como hoy las entendemos, para esta época,  supuestas las circunstancias ambientales,  inseguridades de todo tipo, la inexistencia de infraestructuras de comunicación  en un ambiente de anarquía generalizada, por tanto éstos buscarían los caminos  más transitados y de más fácil acceso por su seguridad.
                    
                  En  esta época el camino más transitado y que mayor seguridad ofrecía era el  “Sendero Histórico” actualmente denominado GR-1, antiguo camino que discurría  desde Ampurias hasta Galicia a pie de monte, por tanto es lógico pensar que los  peregrinos que pasaran lo hicieran por este sendero hasta el Puerto de Tarna,  desde donde se desviarían a Oviedo, que en ese momento era política y  religiosamente tan importante o más que   ir a Santiago: ”Quien va a Santiago y no va al Salvador, atiende al  criado y olvida al señor”. Y desde aquí a Santiago por el actual Camino  Primitivo.